"Engagement: razones por qué fidelizar y motivar a sus empleados" (Infografía)

16.12.13
La motivación por la faena diaria, ab initio, no es promovida por la empresa que adquiere la fuerza de trabajo de un empleado sólo por retribuirle con un salario. En una época donde la movilidad laboral es cada vez más frecuente, compartimos una infografía que muestra por qué resulta importante que los trabajadores se sientan identificados en la organización y tengan sentido de pertenencia.
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Fuente consultada:

Un buen plan de Comunicación puede frenar una crisis (Artículo)

Por: Silvia Barradas.
http://www.prnoticias.com
01/02/13

Antes de cualquier Plan estratégico de Comunicación es prioritario el análisis de la situación de la empresa, institución, organismo. «Un buen plan de comunicación se empieza cuando has hecho un análisis de tu institución/compañía, de lo que la gente percibe de ella y de su competencia», asegura Enrique Pascual, asesor de Comunicación.
La confianza, la calidad, credibilidad y reputación de una organización es determinante en la elección de servicios, actividades, productos que ofrece, a la par que en las variables sociodemográficas, hábitos de consumo y comportamiento de las personas que la componen: trabajadores, proveedores, clientes, accionistas, inversores.
«Una de las principales premisas para establecer un plan estratégico de Comunicación viable es analizar el entorno de la empresa comprendiendo las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades. Para ello, hay que tener en cuenta factores como el posicionamiento de la compañía ante los stakeholders de interés, estudiar en qué situación se encuentra la organización, qué tipo de actividad realiza, qué pipeline o cartera de productos ofrece, qué percepción tienen de ella los públicos objetivo e incluso conocer la competencia. Una vez analizada y comprendida la situación de la compañía y el mercado, se puede comenzar a asentar las bases del plan de Comunicación que le permitirán presentarse como un referente para el sector» según Mary Sol Berbés, Directora de la Agencia de Consultores Berbés Asociados.
Lo que la población piensa u opina de una empresa o institución es siempre producto de la información voluntaria o involuntaria que esta organización emite hacia el interior o exterior (Jáuregui, F. Tarjeta de presentación: Literatura en el Empresa. «Ideas empresariales», diciembre 1990). En este juego, es esencial comunicar lo que se produce en ella y no callarlo, pero informar de una manera lógica, clara y organizacional, es decir, por medio de un riguroso Plan de Comunicación.
Por lo tanto, cuanto más información se tenga para comenzar el Plan de Comunicación, mejor. Es imprescindible comunicar e informar de manera lógica, clara y rigurosa. Para ello, el valor añadido es la investigación interna y externa por medio de encuestas, entrevistas, reuniones. «Por ejemplo, si se trata de un lanzamiento de producto, siempre es interesante conocer la percepción de la población ante una patología determinada porque nos ayudará a asentar los mensajes clave. Si se trata del posicionamiento de una empresa como institución, la opinión de los empleados también es clave para entender su funcionamiento y arraigo a la misma», dice Mary Sol Berbés.
Enrique Pascual no cree que haya que hacer una encuesta para elaborar un Plan de Comunicación, «si en cambio informarse muy bien de todas las partes, productos, organigrama… Internet también es una fuente clave ya que sin hacer encuesta alguna puedes encontrar de forma fácil lo que la gente piensa y comenta de una organización u otra» recalca el asesor de comunicación.
La clave está en cómo comunicar los mensajes; directos y sencillos. Eliminar mensajes contradictorios. «La forma más fácil de comunicar es con la estructura: sujeto verbo y predicado, no más de tres mensajes o aturullamos y confundimos…ser claro y conciso. La forma KISS (keep it simple and stupid)», indica a prnoticias la Directora de Berbés Asociados.
La emisión de mensajes debe ser coordinada; dentro y fuera de la organización. En la planificación, lo primero que hay que hacer es definir el público objetivo al que se dirige la compañía/empresa. Porque, señala el consultor de Comunicación que, «no es lo mismo una estrategia de comunicación orientada a la población general que a prescriptores médicos, por ejemplo. Una vez definido el target, se debe adaptar el lenguaje de los mensajes para su correcta recepción y comprensión así como seleccionar los canales más apropiados para ello».
El Plan estratégico de Comunicación debe basarse en la lógica y la prudencia, sobre todo en situaciones de crisis. A la pregunta, ¿es rentable el silencio? Enrique Pascual no repara en decir que «claro que es rentable, a veces es mejor no decir nada que hablar demasiado y llegar a confundir». En el otro lado, Mary Sol Berbés opina que «en Comunicación conviene ser prudente, que no es lo mismo que callarse. Dependiendo de la situación en la que nos encontremos, puede que el silencio, en ocasiones y coyunturalmente, sea necesario. Pero por regla general, y siempre y cuando no se trate de un asunto grave que requiera de un procedimiento determinado, los representantes de una compañía están disponibles para responder las dudas de su interlocutor. Las estrategias de Comunicación no contemplan el silencio como la base de su éxito o de su rentabilidad».
Pero, ¿cómo se rentabiliza la proyección externa de una empresa? Una gran plataforma para esta visualización es Internet y los medios de comunicación convencionales. Enrique Pacual aclara que, ‘los medios nos ofrecen una ventana a nivel nacional y nos puede abrir la puerta al mundo entero siempre y cuando se haga con coherencia y paso a paso.
«La Comunicación es clave para rentabilizar la proyección externa de una compañía y la manera de hacerlo varía según diversos factores como la naturaleza de lo que se quiere transmitir o incluso los recursos humanos y económicos disponibles«, expresan desde Berbés Asociados. «Para rentabilizar la proyección externa de una empresa, debemos tener en cuenta de nuevo el análisis que comentamos al principio sobre las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades. Es importante estar en el sitio justo en el momento oportuno y para ello es necesario trabajar sobre un plan previamente establecido que te permita acercarte al público objetivo de la mejor manera posible», propone Mary Sol Berbés.
El plan de Comunicación debe introducirse en la organización plenamente. La estrategia es la que determina los objetivos, fines y proporciona los planes y políticas para alcanzarlos. Es esencial analizar la situación y las características de los públicos y grupos de interés, realizar una investigación interna para conocer la esencia de la organización y, también una organización externa para lograr la confianza del cliente al que se dirige la empresa. El segundo punto para que el plan triunfe es determinar qué deberá o no comunicarse y el posicionamiento de la empresa en el mercado y, esencial es fijar qué y cómo comunicar los mensajes.
En estos momentos, la Comunicación puede frenar una crisis empresarial gracias a la buena gestión, fortaleciendo la marca de una empresa, dando confianza, calidad y reputación.
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Decálogo de la Comunicación de Crisis (Artículo)

César Alonso Peña.
http://www.empresasypersonas.com. 08/02/2007.

La gente de Burson-Marsteller, maneja un Decálogo de la Comunicación de Crisis que es interesante. Este es su contenido:
No especular. Las primeras horas de una crisis se caracterizan por la escasez de información y la poca fiabilidad de los datos. Debe informarse sobre lo que se sabe y sobre lo que se está haciendo para responder a la situación, pero no aventurar hipótesis que no se sostengan con datos. Pero no especular no impide que otros lo hagan. Ante rumores o informaciones erróneas hay que responder rápida y ponderadamente.

No aplicar una “cerrojazo informativo”. Aunque en principio parezca contradictorio con el consejo anterior, las fuentes “oficiales” en una crisis –la empresa o entidad que la sufre o que tiene la responsabilidad de su gestión—deben ser asequibles permanentemente para los medios de comunicación. Es mejor decir “no hay información nueva” que “no hay información”. Si las fuentes inmediatas no dan información, los medios la buscarán con otros interlocutores.

No mentir. Nunca. Jamás. Si, inadvertida o accidentalmente, se ha dado una información errónea, tomar rápidamente las medidas para corregirla. Una vez rota la credibilidad con los medios y la sociedad es imposible recuperarla.

Dar la cara y atender al plano emocional que desencadenan los hechos entre los afectados. Mostrar preocupación, interés y empatía no significa asumir responsabilidades ni aumenta el riesgo de posteriores demandas judiciales. Los afectados –y los medios y sus audiencias—quieren ver a personas “con cara y ojos”. Cuando no es así, la sensación que se transmite es nefasta.

No intentar impedir el acceso de los medios de comunicación al lugar de los hechos y restringir este acceso solo en aras de la seguridad de los periodistas y la facilidad de maniobra de los equipos de emergencia.

Establecer, cuando la situación lo requiera, canales de comunicación directa con afectados, empleados, familiares y otros grupos a través de líneas telefónicas 900 atendidas por personal cualificado, sitios web, puntos de información sobre el terreno, etc.

Compartir regularmente la información de que se dispone con otras entidades relacionadas con la crisis (autoridades, servicios de emergencia, etc.) que también puedan ser fuente para los periodistas para limitar el riesgo de contradicciones informativas.

Mantener informados, cuando es el caso, a empleados, proveedores, clientes…
No eludir responsabilidades ni señalar culpables, lo cual NO significa asumir responsabilidades que incumben claramente a otros.

No limitar el esfuerzo de comunicación a la fase “activa” de una crisis. Pasada ésta, suele quedar un gran camino por recorrer para recuperar la confianza de clientes, consumidores, vecinos, etc.

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Servir con calidad es la clave de la lealtad de consumidores y usuarios (Artículo)

Por Alicia Hernández. 
http://www.emprendedores24x7.com
25/09/12.

Cada día se hace más potente el clamor de los clientes y usuarios por contar con servicios con calidad. En mercados con tantas y variadas opciones como los actuales, la calidad del servicio que se presta se ha convertido en un elemento diferenciador que genera competencia entre las empresas, así como preocupación en sus gerentes, pues es necesario estar a la altura, no solo de las exigencias, sino de las necesidades del cliente.
Entendemos la calidad en servicio como la satisfacción oportuna y sin contratiempos de las necesidades y expectativas del cliente, mejorando así la experiencia del mismo con la empresa y el servicio que se presta. Ello se logra a través de la eficiente interacción entre el prestatario del servicio y el cliente durante el proceso comercial, así como de la previa identificación de los requerimientos básicos que se derivan de la actividad en cuestión.
La mejor estrategia para conseguir la lealtad del cliente es aquella que apunta a lograr que cada vez sea menor la inconformidad del cliente por fallas en el servicio, estableciendo patrones de respuesta que sorprendan favorablemente cuando una situación imprevista ponga a prueba la capacidad de la empresa para satisfacer y superar las expectativas del consumidor.
Según William Martin, en su libro “Servicios de calidad al cliente. La cortesía en el trabajo”, existen cuatro pasos básicos que aseguran la calidad en el servicio que se preste:
1.- Trasmitir una actitud positiva: Se dice que uno da lo que recibe y es por ello que para tener un buen cliente, hay que ser un buen operador o prestador de servicio. Ello implica desde tener una excelente presentación personal, pasando por la forma de expresarse ante el interlocutor, hasta la disposición corporal que se adopte en el proceso. El cliente siempre debe sentir que, pese a que sea la peor situación, quien lo atiende está dispuesto a dar lo mejor de sí.
2.- Identificar las necesidades del cliente: En principio es necesario entender que todo cliente tiene, al margen de los requerimientos relacionados al servicio en cuestión, cuatro necesidades a las que se debe atender: ser comprendido, sentirse bienvenido, sentirse importante y estar cómodo. Con las claves anteriores como base es posible iniciar el proceso de escuchar al usuario y conocer qué exige de la empresa. Este paso implica capacidad de comprensión y un muy buen conocimiento de lo que normalmente necesita la clientela, se trata de anticiparse a los requerimientos del consumidor.
3.- Satisfacer las necesidades del cliente: Satisfacer las necesidades del cliente no se trata simplemente de darle lo que quiere, sino de reconocer la forma en la que el servicio que se le presta puede ser más eficiente. Además, se debe ser muy claro y explicativo de forma que todas las dudas sean despejadas. Recuerda que la buena información genera confianza y esta, a su vez, lealtad.
4.- Asegurarse de que el cliente regrese: Al lograr el equilibrio entre las cuatro necesidades del cliente, se potencia la posibilidad de que este no dude en volver puesto que su experiencia con el servicio fue positiva. Existen casos, más de los que se piensa, en los que aunque el cliente no obtiene lo que quería con exactitud, regresa porque sus quejas fueron canalizadas oportunamente, porque se le ofrecieron alternativas y porque se le prestó atención.
Al final, lo más recomendable es siempre pensar en cuál es la mejor forma en que puede ayudar a que el cliente esté contento. Y esto no porque el cliente siempre tenga la razón, porque no siempre es así, sino porque un cliente contento es la mejor publicidad para un negocio.
El buen servicio  no es algo forzado o que se puede imponer a base de normas, es, más bien, una sensación gratificante que le queda al consumidor a la hora de salir de una tienda, de un banco, de un restaurant o al terminar una llamada a un call center. Se trata de hacerle sentir que más allá de la transacción comercial se está allí por él y para él.
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El éxito es una negociación que no se puede perder (Artículo)

http://www.emprendedores24x7.com
28/09/12.

A diario, desde el individuo de “a pie” hasta el gerente de una corporación viven inmersos en dinámicas que implican, en menor o mayor grado, relaciones que ameritan ser llevadas a través de procesos de negociación.

Puntualmente, para el caso de los emprendimientos y negocios, bien vale decir que muchos de ellos no logran prosperar a propósito de ineficaces negociaciones que echan por tierra las potencialidades de buenas ideas.
“Negociar es hacer negocio, es decir, intercambiar y regatear. Ello supone que cada uno desea lo que posee el otro, pero, evidentemente, al menor precio posible. Supone, además, una satisfacción (obtener lo que se desea) y una insatisfacción (dar lo que se posee), al mismo tiempo” (Desaunay, 1984).
Con el tiempo, investigaciones de prestigiosos especialistas y conocedores del ámbito gerencial y administrativo han llevado a la conclusión de que más allá de las rutinarias labores de planificar, organizar, coordinar, dirigir y controlar, la clave del éxito de los buenos gerentes está en su habilidad para negociar. A decir verdad, es muy probable que en la actualidad, la principal característica que debe poseer alguien para desempeñar un cargo gerencial es saberse manejar en un ambiente negociador.
Y es que negociar es una habilidad que se va aprendiendo y desarrollando con práctica, sin embargo existen ciertas cualidades que resultan de mucha ayuda a la hora de sentarse a hacer algún trato, tales como: buen manejo de las relaciones interpersonales, conocimiento del ámbito en el que se desenvuelve el negocio, astucia y carisma, así como inspirar seguridad y confianza.
Cuando se está negociando es necesario recordar que no se trata de un debate, sino de una conversación persuasiva en la que el objetivo es cautivar y convencer al interlocutor de forma de que se sume al logro de un interés común. En los buenos tratos, los honestos, se trata de que ambas partes salgan beneficiadas, cosa que no implica que los involucrados pongan en juego o inviertan los mismos recursos, sino de que a la luz de los intereses de cada quien haya beneficios.
Negociar es un arte. Ello implica que los negociadores no pueden seguir una receta única para adelantar un trato, pues cada negociación, sin dudas, constituye una experiencia única que demanda de creatividad y astucia.
Un buen negociador no es aquel que simplemente tiene intuición y tino para hacer buenos tratos. También lo es aquel que sabe retirarse a tiempo o que sabe valorar cuando perdiendo se puede asegurar una ganancia más cuantiosa a futuro. Pero todo esto no es algo mágico, requiere de preparación.
Negociación, recomendaciones breves:
1.- Esté siempre alerta a lo largo del proceso.
2.- Escuche y analice cada detalle.
3.- Negocie en un ambiente agradable.
4.- Plantee su oferta paso a paso. No dé todo al principio
5.- Asesórese bien antes de decidir.
6.- Aplique el principio ganar-ganar.
7.-Decida teniendo en cuenta sus principios y valores.
8.- Concluya la negociación con un compromiso.

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Las ventajas del outsourcing en tu empresa (Artículo)

http://www.emprendedores24x7.com
24/09/12.

El outsourcing o, en castellano, la subcontratación o tercerización es un sistema mediante el cual una empresa acuerda con una empresa (o contratista) para que realice determinados servicios en su beneficio, pero sin ser nunca parte de la empresa contratante.
Generalmente, el outsourcing es muy usado para algunas tareas dentro de las áreas de informática, construcción, contabilidad e, incluso, recursos humanos de una empresa. ¿Recuerdan la película de ‘Up In The Air’? El trabajo que desempeñaba George Clooney es un claro ejemplo de outsourcing.
Con la entrada en vigor de la nueva Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y Trabajadoras el pasado mes de mayo queda “prohibida la tercerización para ejecutar obras, servicios o actividades que sean de carácter permanente dentro de las instalaciones de la entidad de trabajo contratante, relacionadas de manera directa con el proceso productivo de la contratante y sin cuya ejecución se afectarían o interrumpirían las operaciones de la misma. 2. La contratación de trabajadores o trabajadoras a través de intermediarios o intermediarias, para evadir las obligaciones derivadas de la relación laboral del contratante”.
Esto significa que se prohibe la tercerización cuando implique no otorgar igualdad de beneficios a los trabajadores de la empresa contratada. Las empresas que tengan esta figura contemplada en sus haberes, deberán integrar a los trabajadores a sus filas y correspondiente nómina. También existe la posibilidad de la prestación de los servicios por subcontrata siempre y cuando sea en igualdad de condiciones y de beneficios laborales para el trabajador. Si bien es cierto, el plazo para cumplir esto es de 3 años, por lo que hasta 2015 no es sancionable.
Entre tanto, los beneficios del outsourcing son varios entre ellos está el que la empresa se puede centrar en sus competencias principales y dejar otros trabajos, digamos ‘menores’ a las empresas subcontratadas, de modo que la rentabilidad aumenta. Si se concentran los recursos en innovar y hacer nuevos productos en vez de preocuparse de otras tareas (como puede ser la limpieza o hasta la instalación de computadoras), se crecerá.
Además de crecer, se obtendrá un producto de mayor calidad debido al foco puesto y a la energía concentrada en un objetivo
También se disminuyen los costos en términos monetarios y de tiempo en la búsqueda, selección y capacitación del personal que hará las tareas destinadas finalmente a una empresa externa, que será la que correrá con estos detalles.
Se disminuye, asimismo, el tiempo ‘perdido’ en tareas rutinarias.
Pero antes de decantarse por esta opción, estudie bien qué funciones realizaría la empresa contratada, la cantidad de trabajo y tiempo por el que se le contratará, así como el lugar que ocuparán los empleados que harán esta función y, si los hubiera, los que previamente la hacían.
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Controlar la crisis antes de que ella nos controle (Artículo)

http://www.emprendedores24x7.com
21/09/12

Una  crisis es toda aquella situación o evento que trastoca el desarrollo rutinario de una realidad. Se trata de episodios que, aunque prevenibles, suelen ocurrir de forma inesperada, generando así  incertidumbre, desconcierto y hasta descontrol, si no se saben manejar las reacciones y consecuencias inmediatas que deriven del suceso,
Desde el punto de vista comunicacional, una crisis se entiende como un episodio de tal importancia y cobertura mediática que puede anunciar o generar instantáneamente una ola negativa de opiniones y percepciones que pondrían en peligro la reputación y credibilidad de una personalidad, empresa, institución o marca.
Pese a  que lo característico de una crisis es, en la mayoría de los casos, lo inesperado y súbito del hecho, no se puede dejar de lado que siempre es recomendable y necesario diseñar planes de monitoreo y prevención que permitan detectar señales de alerta ante la ocurrencia de una posible situación que impacte negativamente.
Plantear los posibles escenarios y situaciones de crisis que pueden presentarse en una organización es la mejor manera en la que se puede empezar a abordar el asunto. Se trata, entonces, no de evitar el evento, sino de prepararse para su ocurrencia. Esto último supone la identificación de los recursos humanos y técnicos disponibles y necesarios para hacerle frente a los diferentes escenarios.
En simultáneo, vale decir que resulta mucho más eficaz y económico apostar por la configuración de planes de contingencia antes de que ocurra un hecho que afecte negativamente, que esperar a la emergencia. La improvisación en momentos de inestabilidad solo empeora el panorama.
¡Alerta! No es un simulacro
Aunque suene trillado y para nada relevante, mantener la calma es fundamental en cualquier episodio de emergencia. Y es así porque solo con mesura y cabeza fría se pueden identificar y valoran las situaciones a las que se está expuesto. Reacciones viscerales visceral no contribuyen en nada a la solución del problema.
En una crisis comunicacional se puede abordar el hecho en cuatro fases muy bien definidas:
Identificación y análisis: Es el paso inmediato al momento de conocer de la emergencia. Implica reconocer y entender la crisis en toda su dimensión puertas adentro en la organización. Hacer un buen análisis de lo que está ocurriendo servirá para tomar las decisiones inmediatas más idóneas, así como también para dilucidar cuál es el plan de acción que se ajusta más a la coyuntura.
Afrontar la emergencia: Esta fase no debería de ser tan compleja si se tiene un plan de contingencia que ha contemplado un evento similar al que se está enfrentando. Es preciso recordar que se está en medio de la crisis y, al igual que un bombero en pleno incendio, cualquier decisión o movimiento puede tener consecuencias irreversibles. Por ello es que se recomienda adoptar una mentalidad que responda efectiva y objetivamente a solventar la emergencia.
La solución: Utilizando la metáfora anterior, ya se sabe dónde está el fuego y qué zonas está afectando, así como cuántas personas hay que salvar y cómo es la manera más eficaz de hacerlo, entonces manos a la obra. No hay que dejar que el fuego se extienda y haga más daño.
Después de la crisis: Luego de de que se sofocaron las llamas toca hacer una evaluación real de los daños y comprobar que en efecto no hay ninguna posibilidad que el fuego se reinicie.
Al final de una crisis comunicacional es cuando más se necesita monitorear y cuidar la percepción del público. También es importante diseñar un plan para refrescar y fortalecer la imagen de la organización.
El objetivo puntual cuando se hace comunicación en momentos de crisis es mantener, en la medida de lo posible, la percepción positiva del público hacia la organización. Esto supone ser siempre transparente y claro, pues lo que está en juego no es solo dinero, sino la confianza y esta sí que no es tan fácil de recuperar.

Fuente consultada:
http://blog.banesco.com/emprendedores/controlar-la-crisis-antes-de-que-ella-nos-controle/#.UF81oqTS1bY

Servicio al Cliente y Venta Directa (Presentación)

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"Plan de Comunicaciones para Kala" Equipo Comunicacción (Presentación)