El CCO y la creación de valor: entrevista a Roger Bolton (Video, Entrevista)

Hace un tiempo, Corporate Excellence tuvo en sus oficinas a Roger Bolton, Presidente de la Arthur W. Page Society y miembro del Consejo Asesor de la organización. Como contamos fue un encuentro muy enriquecedor, inspirador y fructífero para todos los asistentes.

Hoy queríamos compartir la entrevista que le hicimos. En ella relata algunas de las ideas más innovadoras relacionadas con la gestión de la comunicación (en especial del Chief Communications Officer, CCO, o llamado en español, Director de Comunicaciones) y el nuevo rol de las organizaciones dentro de la sociedad.

El CCO y la función de liderazgo
La Arthur W. Page Society es una de las asociaciones internacionales más importantes de directores de comunicación y relaciones públicas; agrupa a las principales empresas norteamericanas, todas ellas presentes en el Fortune 500. La misión de Arthur W. Page Society es fortalecer el liderazgo de los Chief Communications Officer (CCO) proporcionando un entorno de aprendizaje dinámico basado en los más altos estándares profesionales para mejorar la comprensión, la práctica y la enseñanza de la comunicación corporativa.

Como señala Bolton, la Arthur W. Page Society trabaja para que la función de los CCO sea reconocida y valorada dentro de las organizaciones. Si una compañía cuenta con un CCO que ejerza su rol alineado con los valores y la identidad corporativa de la organización, esta ganará en reputación y fortaleza. A los nuevos CCO se le exigen nuevas habilidades y experiencias: saber leer el contexto social, la estrategia y gestión en los medios sociales, actuar siempre siguiendo la identidad corporativa, o ser la persona encargada de proteger la reputación corporativa son algunas de estas nuevas actividades.

La gestión de la reputación entre las funciones más importantes del CCO
En el contexto actual los CCO han ido evolucionando hacia una función más integradora, proactiva y fundamental dentro de las organizaciones. En este sentido, la importancia de la autenticidad, conseguir employee engagement, y el alineamiento de las acciones de la organización con la misión, purpose y valores es clave para la creación de valor y la sostenibilidad corporativa a largo plazo, según señala en la entrevista Roger Bolton. El CCO están tomando cada vez más peso dentro de los principales comités de dirección de las organizaciones más importantes.

Definir los valores corporativos
En este escenario es vital contar con una definición clara de la identidad corporativa. Todas las acciones de la organización han de estar alineadas con la misión y propósito corporativos. Y desde aquí, el CCO ha de replantearse su rol interno y externo. Pensando en el largo plazo y la creación de valor; como comenta Bolton es el momento para que las organizaciones hagan un ejercicio de reflexión para saber cuál es su papel en la sociedad, su responsabilidad y oportunidad y aportación de valor. Los valores han de ser la traducción de tus acciones y viceversa, así lo explica nuestro Miembro del Consejo Asesor.

Coherencia, alineamiento y creación de valor 
La cultura corporativa ha de estar alineada con la misión y los valores, con la estrategia global y las operaciones y acciones de la organización.
Los CEO son cada vez más conscientes de la importancia de la función y responsabilidad de los CCO y la reputación y su gestión en la organización.

La formación, clave para el CCO del futuro
Como explica Roger Bolton, actualmente existe un vacío y carencia en la formación de profesionales encargados de la gestión de intangibles en general y la comunicación en particular dentro de las organizaciones.

En la mayoría de los programas de comunicación se sigue enfocando la formación desde las habilidades tradicionales asociadas a esta función y al Director de Comunicación, dejando atrás las funciones actuales y habilidades que van más allá de los roles que en el pasado tenía un periodista. Habilidades como saber leer el contexto social, desarrollar una estrategia transversal de comunicación, liderar el alineamiento de la compañía, o velar por la protección de la reputación dentro de la organización, por citar algunas de ellas.

Por otro lado, las escuelas de negocios, aún no profundizan en la importancia de los intangibles y los recursos no financieros para las organizaciones. Aún falta formación para profesionales que conozcan el valor que supone que cualquier organización cuente con departamentos alineados.

El momento actual: responsabilidad y oportunidad para el tejido empresarial
Estamos en un momento en el que las organizaciones se han convertido en los principales agentes de cambio. Nos encontramos inmersos en un momento en el que las compañías no solo tienen la oportunidad de devolver la confianza perdida y la oportunidad de crear valor para la sociedad sino también la responsabilidad para seguir creando oportunidades en los mercados emergentes y conseguir, en consecuencia, una sociedad mejor.

Alianza Corporate Excellence y Arthur W. Page Society
Desde Corporate Excellence compartimos la idea de que construir una identidad única y diferenciadora es la clave para crear marcas fuertes con reputaciones sólidas capaces de competir en los mercados globales. Los resultados del último estudio de Arthur W. Page Society, Corporate Character: How Leading Companies Are Defining, Activating & Aligning Values, son de gran utilidad para los CCO y otros miembros de los Comités de Dirección.

Corporate Excellence comparte los principios establecidos en ese informe y en colaboración con el Foro de Investigación en Comunicación que reúne a universidades españolas, tanto públicas como privadas, y universidades de Latinoamérica, ha creado una plataforma inter-universitaria de más de 70 académicos para validar a nivel académico y práctico el modelo propuesto por Arthur W. Page Society y divulgarlo en todos los países de habla hispana. Actualmente esta plataforma de investigadores está trabajando en la aplicación del Modelo Compartir Creencias a nivel institucional, corporativo, online, Tercer Sector, PYME y universidades.

Sin firma de autor

27.07.14

Fuente consultada:

Del arte se destila “La identidad suspendida” (Entrevista, 2008)

Por: Olberg Sanz.
Semanario Nuevo Mundo Israelita No. 1661.
(Del 27 de junio al 04 de julio de 2008)

En su más reciente libro, publicado por Editorial Alfa, el reconocido psicoanalista hurga en el concepto de identidad a través de las manifestaciones artísticas de Armando Reverón, Arturo Michelena, Elsa Gramcko y José Antonio Ramos Sucre, entre otros

En las costas de Macuto, un pintor se instaló en su taburete de mimbre a esbozar instantes. Portando sombrero de copa, y en compañía de su amante Juanita y su mono Pancho, utilizó los materiales encontrados en el puerto de La Guaira para crear su obra pictórica. Así pues, gracias a las habilidades aprendidas en La Lonja y en la Academia de San Fernando, cada pincelada im­pre­sionista inmortalizó sus vivencias, sentimientos, ex­pe­riencias, sin darse cuenta de que convertía la pintura en el espejo donde reflejó su alma, apoyado en un ca­ba­lle­te a través del cual el ojo de Fernando Yurman viaja en búsqueda de La identidad suspendida. 

Un concepto olvidado
La curiosidad que llevó a Yurman a adentrarse en el tema de este libro emanó de una fuente académica. Según co­men­tó a Nuevo Mundo Israelita, la identidad es un asunto im­portante dentro de las disciplinas psicológicas y so­cia­les, aunque, particularmente, en el campo psicoanalítico fue olvidado hace varias décadas por el desarrollo de otros conceptos más complejos. En los últimos tiempos se ha re­cuperado, porque da cuenta de muchos fenómenos, tras­tornos y dificultades de personalidad que permiten su com­prensión.
A juicio de Yurman, lo que ocurre actualmente en Ve­ne­zuela también está vinculado a una serie de trans­for­ma­ciones de la identidad, de las referencias, de la me­mo­ria social e histórica, que hacen que este punto se vuelva muy importante para entender a cualquier persona y su me­dio.

Para su autor, este libro en sí es una “identidad sus­pen­dida y heterogénea”, puesto que se desarrolla en va­rios planos: la plástica, la literatura, el trauma y el nar­ci­sis­mo.
Identidad y bellas artes
Como se indica en la contraportada del libro, así como “una camiseta de fútbol, el azar geográfico del naci­mien­to, un género musical, una pasión política, son destinos del proceso identificatorio”, es a través de la cultura que se expresa y se ordena la identidad social de las colec­ti­vi­da­des, de las agrupaciones sociales. Para Fernando Yur­man, el arte es siempre una representación de la iden­ti­dad de la memoria de las sociedades y es por ello que ana­li­zó —a través de la creación pictórica— ciertas trans­for­ma­ciones de la identidad y el proceso histórico vene­zo­la­no.
Por ejemplo, Miranda en la Carraca (1896), de Arturo Michelena, es una gran pintura histórica para el psico­a­na­lis­ta, quien la considera “fundadora de cierta identidad ve­nezolana”, puesto que en ese óleo están retratados el pa­sado, el futuro y los ideales del siglo XIX, que son los or­ganizadores de la cultura nacional. De igual modo ocu­rre con Reverón, donde, de hecho, el debate adquiere ma­yor complejidad. En definitiva, para el autor del libro es fac­tible que en la cultura haya debate sobre la identidad.
El intrincado tejido identitario de la kehilá
Yurman aseveró que “la identidad es siempre un tema muy caro a los judíos; es uno de sus grandes temas cen­tra­les el mantenimiento de su identidad histórica a tra­vés de grandes transformaciones y de grandes perío­dos”. En el caso venezolano, explicó que hay una gran par­te de la comunidad que está vinculada a la pos­gue­rra de la Segunda Guerra Mundial; otra parte, de me­nor can­tidad de individuos, proviene de décadas an­te­riores; y hay una parte anterior, que no es visible a los paí­ses latinoamericanos. Esta parte de la comunidad per­te­ne­ce al siglo XVIII y XIX, vienen de Coro y está vin­culada a Curazao; prácticamente desvanecida, acabó por per­der su identidad.
Es un ejemplo interesante de cómo se preservan las identidades, cómo se mantienen y qué hace que duren.
Ante la pregunta de cómo ha sido el balance de la bús­queda de la identidad por los judíos que habitan en Ve­nezuela, Yurman expresa: “Existe una diferencia re­la­tiva, porque la población judía también es venezolana. Lo que sucede es que las identidades son parciales. Cuan­do la identidad intenta tratarse como individual y ab­soluta, se hace excluyente. Lo lógico es que los pue­blos tengan muchas identidades parciales y algunos ele­mentos generales que los organicen. Buscar la iden­ti­dad parcial tiene una suerte de exclusión, es parte de casi todas las identidades sociales tener una valoración de su historia, sus valores y referencias. El problema es que, cuando se exacerba, aparecen dimensiones fas­cis­ti­zadas, pasionales, que llevan a los grandes movi­mien­tos totalitarios”.
Yurman establece una comparación con el tema del narcisismo: “Una cosa es el orgullo saludable que una per­sona puede tener de su peinado, de su deporte, de las cosas que hace, y otra es una situación de exclusión de los otros, de intolerancia a los demás. No es lo mis­mo. Son dos expresiones distintas del orgullo”.
Fernando Yurman nació en Argentina. Es psicoanalista con experiencia clínica y docente en Venezuela y Argentina. Ha dictado cursos y conferencias sobre arte y psicoanálisis y publicado en diversos medios locales y extranjeros. Ha publicado textos vinculados al arte y la cultura:Metapsicología de la sublimación (1992), Lo mudo y lo callado (2000), La temporalidad y el duelo (2003),Psicoanálisis y creación (2002), Sigmund Freud (2005) y Crónica del anhelo (2005). Fue asesor del Consejo Venezolano del Niño y fundador asesor de centros de desarrollo infantil.

El Holocausto desde la mirada de un narrador venezolano (Entrevista, 2008)

INFORMACIÓN/ La más reciente novela de José Miguel Roig

Por: Olberg Sanz.
Semanario Nuevo Mundo Israelita No. 1664.
(Del 18 al 25 de julio de 2008)
Entre alambres de púas, barracas, hacinamiento, enfermedades, desapariciones e intolerancia, un joven judío protagoniza y narra su historia de amor con un soldado nazi. El insólito idilio se nutre de los versos de Johann Wolfgang von Goethe
Desde 1937 hasta la rendición nazi en 1945 funcionó el campo de concen­tra­ción de Buchenwald, en la colina de Etters­berg, cerca de la ciudad de Wei­mar (Alemania), que casualmente, cien­to ochenta y ocho años antes, vio na­cer el genio artístico y científico de Goe­the. Es en este escenario donde trans­curre Réquiem para Goethe, el más reciente libro del escritor venezo­la­no José Miguel Roig, publicado por Os­car Todtmann Editores.
El argumento, el conflicto
Jo­sé Miguel Roig se situó tras los ojos de Johann, un joven judío de diecisiete años que fue trasladado con su familia al campo de concentración de Buchen­wald. Desde esa perspectiva relata la historia de amor que flo­rece entre el muchacho y un soldado a las órdenes del ré­gi­men nazi. Para Roig, “hay muchas maneras de amar. To­das son válidas, y la relación entre los dos personajes es una historia de amor. Entre uno que tiene todo el poder del mun­do para matar, que puede obligar a tener relaciones con él a quien le dé la gana, y otro que debe someterse sin nin­gún poder. Es decir, uno es el seductor y el otro es el se­du­cido; el problema es que el seductor tiene la capacidad de matarlo si quiere”.
Roig está consciente de lo álgido de su planteamiento: “El judío es heterosexual, el nazi es homosexual. Evi­den­te­men­te, la relación es muy difícil, porque el nazi puede im­po­nerse, y el judío no tiene ningún interés; además, es un mu­chacho que no conoce, tiene diecisiete años. El otro pri­me­ro trata de violarlo, no lo logra, luego trata de ganárselo re­galándole cosas. De manera serena, empiezan a recitar poe­sía, y eso los une, y aunque al nazi no le gusta mucho la poe­sía, empieza a interesarse en la figura de Goethe”.
Seducir a través la lengua del enemigo
La apertura del diálogo entre Johann y Heinrich —pro­ta­go­nistas del libro— se produce a partir de la poesía de Goe­the. Roig atribuye esta singularidad al arraigo cultural que los judíos nacidos en Alemania sentían por ese país: “Acuér­date de que estaban completamente asimilados, eran alemanes de muchas generaciones. De hecho, el na­rra­dor de la historia es totalmente incrédulo… No es sino has­ta el final que hay un reconocimiento de la religión. Johann tenía muy poco que ver con muchos de los judíos de aquél entonces. Él se sentía alemán”.
Cerrar los ojos no es suficiente para soñar; mucho me­nos para que la poesía dicte ritmo, musicalidad y rima. Ha­cía falta un impulso inicial y, en el caso del escritor de se­ten­ta y ocho años, fue una reacción ante dos creaciones fíl­­micas de muy distinta naturaleza: una de Steven Spiel­berg y otra de Ang Lee. Al respecto, Roig cuenta: “Hace tiem­po vi La lista de Schindler, que relata la relación entre una judía y un nazi. El oficial nazi la trata muy mal; no obs­tan­te, tie­nen una relación amo­ro­sa. A mí se me ocurrió que eso podría haber ocu­rri­do muy a menudo duran­te el Holo­causto, así como un sol­dado raso se ena­mo­ra­ra de una judía. Pero no com­­prendía por qué la tra­ta­ba tan mal, por qué, por más relación que puedas tener con una mujer, no podía te­ner alguna intimidad o ternura con ella. Entonces pensé que me gustaría escribir una novela en donde esa relación tu­viera su carácter, su norte; que fuera de amor, no de im­po­sición.
»Esa fue la idea inicial. Estuve mucho tiempo pen­san­do en ella. Eventualmente vi otra película, Brokeback Moun­tain; entonces se me ocurrió que la relación debía ser distinta. Ahí empezó todo. Además, el tema del Holo­caus­to, ¿a quién no le interesa? Es una cosa tan terrible que, si no te interesa, te sientes involucrado al me­nos de una manera indirecta, aunque seas ignorante en el hecho. Yo siempre quise escribir sobre las relaciones humanas en un sitio tan difícil”.
Verosimilitud de la historia, imposibilidad de olvido
Lo primero que llama la atención cuando uno se pasea por las páginas de Réquiem para Goethe es el realismo con el que se logra insertar una historia ficticia en el pasaje his­tó­ri­co de la Segunda Guerra Mundial. Al consultar a Roig so­bre su método para lograrlo, aseveró: “Yo he leído mu­chí­si­mo sobre el Holocausto, sobre el problema judío (por lla­mar­lo de alguna forma). Me interesó y estudié. Al fin y al ca­bo, cuando se escribe una novela, algún tipo de in­ves­ti­ga­ción se debe hacer: como conocer acerca de los hechos acae­cidos en Buchenwald”.
De hecho, Roig centró su interés en Buchenwald por­que “era un campo de concentración alemán donde la ma­yo­ría de los presos eran alemanes; al punto, que al prin­ci­pio, cuando los llevaron (a los presos alemanes) al campo de concentración, trataron un poco mejor a los extranjeros que estaban ahí. Había judíos, había polacos, había gi­ta­nos… pero Buchenwald era, por lo que he leído, una prisión pa­ra alemanes”.
Al consultársele sobre la posibilidad de borrar de la me­mo­ria un hecho de la magnitud del Holocausto judío, el es­cri­tor fue enfático: “No creo que se pueda olvidar. Tienen que pasar varias generaciones, y tampoco creo que se deba ol­vidar. Perdonar puede que sea factible, pero no olvidar. Ol­vidar involucra la posibilidad de que vuelva a ocurrir”.
José Miguel Roig (1930). Venezolano, nacido en la ciudad de San Sebastián (España). Es arquitecto, profesor de la USB, narrador y ensayista, y autor de las novelas: Recuerda, Schopenhauer (1987), Soñar con emperadores (1990), Un sabor amargo (1994), entre otras. Acaba de publicar Réquiem para Goethe, editada por Oscar Todtmann Editores.

Fotografía por: Olberg Sanz.
Fuente del artículo: